Christine de Pizan, Le Livre de la Cite des Dames, 1405
“Parece multiplicarse, en este inicio de milenio, un
exuberante repertorio de exposiciones, libros, artículos y demás hechos
culturales relacionados con la mujer. Sucede como si ésta no hubiera existido
como ser social hasta hace tres siglos, cuando empieza a cuestionarse su
diferenciación jerárquica y funcional. Seguramente debido a que los
historiadores, enciclopedistas, académicos y en general los “guardianes” de la
cultura oficial han sido por tradición hombres, los episodios y las obras de
las mujeres creadoras, artistas, guerreras, aventureras, políticas o
científicas, se han registrado raras veces en la Historia. No es necesario
argumentar que la mujer fue considerada históricamente un ser inferior. De esto
dan muestra algunas sentencias como “doy gracias al cielo que me ha hecho libre
y no esclavo, que me ha hecho varón y no mujer” (Platón), “de todas las bestias
salvajes, ninguna hay tan nociva como la mujer” (San Juan Crisóstomo), “la
mujer es un hombre enfermo” (Aristóteles), o llegando al mundo moderno con
asertos tan denigrantes como el de Ortega y Gasset que identificaba la esencia
de la feminidad con el hecho de que “un ser sienta realizado plenamente su
destino cuando entrega su persona a otra persona”.
La teoría arquitectónica ha estado influenciada al menos por la
filosofía, la sociología y otras ciencias. Todas estas áreas generalmente
estaban dominadas por hombres y aunque las mujeres poseían dotes intelectuales
y creativas, la sociedad determinaba su papel y cometido. Rita Levi-Montalcini,
premio Nobel de Medicina en 1986, ironiza en su autobiografía que resulta
inaudito “[que] la presunta diferencia de las capacidades intelectuales entre
los sexos masculino y femenino de nuestra especie, se deba al hecho de que el
individuo tiene, en el primer caso, un cromosoma X y uno Y, y en el segundo,
dos cromosomas X.” Como la educación femenina estaba confinada a la casa y a la
familia, las mujeres no tuvieron acceso a “profesiones masculinas” durante
mucho tiempo.”
Carmen Espegel, Heroínas del
espacio, 2007