Escalera del Museu de Arte Moderna da Bahia de Lina Bo Bardi
Como afirmaba Julio Cortázar, "nadie
habrá dejado de observar que con frecuencia el suelo se pliega" (Cortázar,
1962) con la finalidad de conectar puntos a diferentes alturas. Si dejamos a un
lado la mera funcionalidad de las escaleras, podemos encontrar ejemplos
proyectados que, de manera casi inconsciente para las personas, inducen a
realizar nuevos movimientos y comportamientos para quienes las usan. Hay
escaleras para subir, escaleras para bajar, las hay para disfrutar y entrar en
contacto con el entorno, y otras para llegar rápidamente a su destino. Para
Lina Bo Bardi, la escalera del Museu de Arte Moderna da Bahia (MAM-BA) en el
Solar do Unhão, no atiende tanto a un aspecto de carácter utilitario, sino que
prefiere definirla como un elemento poético, como un baile o un tipo de ruta
orgánica (Oliveira, 2006). Parte del análisis del cuerpo y su capacidad de
movimiento por el espacio para desarrollar un lugar en sí mismo, donde su
interpretación viene marcada en parte por la predisposición de aquel que se adentra
en ella, y por la habilidad de la arquitecta a la hora de concebir el diseño.
De planta cuadrada y con cuatro pilares de
madera como estructura de apoyo, la escalera aparece como un fuerte eje
vertical en medio de una gran sala vacía, capaz de expandirse por todo el
entorno circundante, de dilatarse más allá de esos cuatro pilares y envolver
toda la sala. Sus grandes dimensiones permiten además distintos entendimientos
de la misma y estimula al cuerpo a moverse de diversas maneras. Es aquel que
discurre por ella quien experimenta cómo todo el ámbito expositivo se va
descubriendo ante él a medida que desciende lentamente por la zona exterior de
la escalera.
Se logra un determinado ritmo, un momento
de pausa mientras la mirada se dirige al fin último de la sala: las obras
expuestas, incitando a la reflexión y el disfrute del arte. La escalera es
definida como una escenografía donde uno se siente el protagonista, mientras el
arte está inmóvil a su alrededor. Sin embargo, las amplias dimensiones de la escalera,
hacen que quien opte por moverse por el radio interior, realice movimientos más
rápidos, casi fundiéndose con el pilar central al que se anclan todos los
peldaños que parecen caer serpenteando. Las figuras en movimiento que deciden
subir, parecen ir a contracorriente, como si se estuvieran enfrentando al orden
lógico de la estructura.
Extracto de la comunicación: Montero
Fernández, F. y Vázquez Junquera, C. Los Espacios del Movimiento.
Elementos para una Arquitectura Indeterminada. Comunicación en Jornada. V
Jornadas Internacionales sobre Investigación en Arquitectura y Urbanismo. Las
Palmas de Gran Canaria. 2013
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