lunes, 4 de mayo de 2015

Escalera del MAM-BA

Escalera del Museu de Arte Moderna da Bahia de Lina Bo Bardi

Como afirmaba Julio Cortázar, "nadie habrá dejado de observar que con frecuencia el suelo se pliega" (Cortázar, 1962) con la finalidad de conectar puntos a diferentes alturas. Si dejamos a un lado la mera funcionalidad de las escaleras, podemos encontrar ejemplos proyectados que, de manera casi inconsciente para las personas, inducen a realizar nuevos movimientos y comportamientos para quienes las usan. Hay escaleras para subir, escaleras para bajar, las hay para disfrutar y entrar en contacto con el entorno, y otras para llegar rápidamente a su destino. Para Lina Bo Bardi, la escalera del Museu de Arte Moderna da Bahia (MAM-BA) en el Solar do Unhão, no atiende tanto a un aspecto de carácter utilitario, sino que prefiere definirla como un elemento poético, como un baile o un tipo de ruta orgánica (Oliveira, 2006). Parte del análisis del cuerpo y su capacidad de movimiento por el espacio para desarrollar un lugar en sí mismo, donde su interpretación viene marcada en parte por la predisposición de aquel que se adentra en ella, y por la habilidad de la arquitecta a la hora de concebir el diseño.

De planta cuadrada y con cuatro pilares de madera como estructura de apoyo, la escalera aparece como un fuerte eje vertical en medio de una gran sala vacía, capaz de expandirse por todo el entorno circundante, de dilatarse más allá de esos cuatro pilares y envolver toda la sala. Sus grandes dimensiones permiten además distintos entendimientos de la misma y estimula al cuerpo a moverse de diversas maneras. Es aquel que discurre por ella quien experimenta cómo todo el ámbito expositivo se va descubriendo ante él a medida que desciende lentamente por la zona exterior de la escalera.

Se logra un determinado ritmo, un momento de pausa mientras la mirada se dirige al fin último de la sala: las obras expuestas, incitando a la reflexión y el disfrute del arte. La escalera es definida como una escenografía donde uno se siente el protagonista, mientras el arte está inmóvil a su alrededor. Sin embargo, las amplias dimensiones de la escalera, hacen que quien opte por moverse por el radio interior, realice movimientos más rápidos, casi fundiéndose con el pilar central al que se anclan todos los peldaños que parecen caer serpenteando. Las figuras en movimiento que deciden subir, parecen ir a contracorriente, como si se estuvieran enfrentando al orden lógico de la estructura.

Extracto de la comunicación: Montero Fernández, F. y Vázquez Junquera, C. Los Espacios del Movimiento. Elementos para una Arquitectura Indeterminada. Comunicación en Jornada. V Jornadas Internacionales sobre Investigación en Arquitectura y Urbanismo. Las Palmas de Gran Canaria. 2013

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