Paolo Monti, Casa en Procida,
Nápoles, 1968
Continuación y parte menos conocida de la definición de William Morris:
“No podemos confiar nuestros intereses arquitectónicos a un pequeño
grupo de hombres instruidos, encargarles buscar, descubrir, moldear el entorno
donde tendremos que vivir y maravillarnos de percibirlo como una cosa bien
hecha; esto nos concierte, por el contrario, a nosotros mismos, a cada uno de
nosotros, que debe vigilar y custodiar el justo ordenamiento del paisaje
terrestre, cada uno con su espíritu y sus manos, en la medida que le concierna.”
William Morris, The Prospects of Architecture in Civilisation, Londres, 1881
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